Stoke City N40

Stoke City N40

El último sorteo de la Europa League (la Copa de la UEFA de toda la vida) ha emparejado al Valencia con el Stoke City, un equipo inglés del que se conoce bastante poco por estos lares. Lo cual tiene cierto mérito, porque el club fue fundado en 1863 y es el más antiguo de los que juegan en la Premier League y el segundo equipo profesional más antiguo de Inglaterra después del Notts County. O sea, que hemos tenido bastante tiempo para conocerle.

Eso sí, a lo largo de su largo caminar por los campos de fútbol, el Stoke City no ha conseguido grandes títulos (de hecho volvieron a la Premier en 2008). Tres campeonatos de Segunda División, una victoria en la Copa de la Liga y bastantes segundos puestos nos indican bien a las claras que los seguidores del Stoke no lo son por los títulos, sino por fidelidad a unos colores, los del equipo de tu ciudad. Una ciudad, Stoke-on-Trent, que en realidad son cinco (se agruparon en una sola y extensa municipalidad en 1925), a medio camino entre Birmingham y Manchester, o sea, en una zona industrial de la mitad noroeste de Inglaterra y que, en consecuencia, ha sufrido los zarpazos de la globalización, siendo terreno fértil para la aparición de jóvenes de extracción social media y baja con pocas expectativas convertidos fácilmente en caldo de cultivo del hooliganismo. Lógico si tenemos en cuenta que un estudio de 2004 sobre calidad de vida en el reino Unido colocaba a Stoke como el último municipio de una lista de 376 evaluados. Así, no es de extrañar que el Stoke City, si bien no ha destacado por sus éxitos deportivos, en materia de hooliganismo ha conseguido alcanzar cotas muy superiores. Precisamente el tipo de industria predominante en la zona, la cerámica, ha dado su sobrenombre a los hinchas del Stoke City, conocidos como The Potters, y también está en el origen de una de las prácticas que caracterizaban a sus seguidores más violentos: al ser muchos de ellos trabajadores de las fábricas de cerámica, aprovechaban para llevarse fragmentos de ésta que después eran lanzados con gran puntería en dirección a árbitros, jugadores rivales e hinchadas enemigas.

Los primeros signos de hooliganismo se remontan a 1967 y a lo largo de la década de los 70 del siglo pasado las peleas fueron frecuentes, especialmente con sus vecinos del Manchester United Red Army. Pero no fue hasta la década de los 80, relativamente tarde, cuando el modelo de grupo organizado y violento se impuso en las gradas del entonces Victoria Stadium. Llegaron tarde pero pronto alcanzaron una elevada posición, llegando a ser durante los años 90 uno de los grupos más temibles y bien organizados, sistemáticamente movilizando a entre 600 y 700 hooligans en sus desplazamientos (y en algún caso alcanzando los 1.000 efectivos), especialmente en los clásicos a Wigan y Cardiff. Nos referimos a los Naughty Forty, pronunciado N40, nombre que proviene de una de las primeras acciones de violencia organizada, un ataque contra la firm del Portsmouth en la que participaron ni más ni menos que 40 chicos “malos” del Stoke. Con una estética casual y una organización modélica, muy difícil de infiltrar por la policía, los Naughty Forty se harían respetar con sus ataques a territorios de grupos poderosos, como es el caso de Millwall. Pronto llegaría la nueva generación de chicos en torno a la quincena de años, los Under Five Action Service, UFAS, que serían el vivero para ir reponiendo las bajas de los N40.

Probablemente el momento de gloria de los N40 fuera a principios de siglo. Cuando los hooligans del Wigan atacaron por sorpresa y ya entrada la noche en Stoke, sembraron lo que recogerían meses más tarde en el partido de vuelta. 800 casuals del Stoke, perfectamente organizados, llegaron en tren a Wigan con el plan de sembrar el caos y la violencia. Tras numerosos altercados en las inmediaciones del estadio, una vez dentro, los N40 invadieron el campo y el partido tuvo que estar detenido durante 20 minutos. El siguiente suceso que llevaría a los Naughty Forty a las portadas de todos los diarios fue su vista en 2001 a Oldham. Aunque parece ser que no estaba previsto, los diarios del día del desplazamiento dieron cuenta de la noticia de que un anciano, veterano laureado de la Segunda Guerra Mundial, había sido apalizado y dejado inconsciente por unos gamberros de origen asiático cuando pasó, a pie, por un barrio obrero ahora mayoritariamente poblado por gentes provenientes de Asia (un poco al estilo Gran Torino). La indignación fue creciendo y tras varias escaramuzas en el centro de la ciudad con los hooligans del Oldham, en clara minoría, ambas aficiones se pusieron de acuerdo para buscar un entretenimiento más excitante: marchar sobre el barrio asiático, todos juntos, arrasando con todo lo que encontraran. Animados por muchos residentes locales y divididos en varias columnas, el saqueo de la zona no finalizó hasta que la policía pudo recuperar el control después de una hora de desmanes (y una hora da para mucho).

Las medidas para reprimir a los N40 y los UFAS dieron resultado (el Stoke es el equipo con más hooligans a los que se ha prohibido el acceso a los campos de fútbol de la Premier) y el hooliganismo se ha reducido notablemente en el nuevo estadio, el Britannia, que con algo más de 27.000 asientos suele estar siempre lleno. Pero a pesar de todo, de vez en cuando, vuelven a aflorar los incidentes en un territorio que se resiste a vivir el fútbol como un mero espectáculo. Los valencianistas que se desplacen hasta Stoke-on-Trent encontrarán una hinchada fiel, que nunca baja los brazos a la hora de animar a su equipo y que, si bien ya no es un lugar a evitar, sí es bueno ir con cuidado y no provocar en demasía no vaya a ser que el rescoldo de los N40 vuelva a prender y nos llevemos un susto de muerte.

En resumen, en Stoke encontrarán fútbol inglés en estado puro y con rancio abolengo, y una firm casual que ha sufrido fuertemente la represión policial pero que aún, de vez en cuando, da señales de vida.

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