Hooligans en el Manchester City: una historia de violencia y desunión

Aunque algunos se han enterado de la existencia del Manchester City desde que el dinero de los jeques lo ha llevado a conseguir el título de Liga inglés el año pasado, la historia del City, como todo equipo británico que se precie, se remonta al siglo XIX. Sus orígenes son obreros, como los de la inmensa mayoría de los equipos de fútbol de las Islas (la gente bien se dedicaba al rugby), y en concreto se remontan a 1881, cuando Anna Connell y dos miembros de la Iglesia de St. Mark’s que trabajaban en una fábrica de hierro del Este de Manchester fundaron el St. Mark’s. En 1887 el club se traslada a un nuevo campo y pasa a llamarse Ardwick A.F.C, hasta que en 1894 se refunda adoptando el definitivo nombre de Manchester City Football Club. En el mismo periodo, en 1878, unos trabajadores del departamento de carga y mantenimiento de la Lancashire and Yorkshire Railway Company en Manchester fundaban el Newton Heath LYR Football Club, que en 1902 sería refundado, tras ser liquidado el club por sus abundantes deudas, como Manchester United, lo que daría lugar a uno de los derbys más calientes de Inglaterra (el último, con lanzamiento e impacto de un objeto en la cara del “red” Rio Ferdinand).

Pero si avanzamos hasta la década de los 70 veremos cómo la eminentemente industrial ciudad de Manchester va a convertirse en uno de los lugares que pueden reclamar con justicia ser iniciadora del fenómeno hooligan. La poderosa Red Army del United, por supuesto, pero también los grupos “citizens”, con unas características peculiares. Porque si la hinchada del United se caracterizó por su unidad, escasa presencia negra y también escaso componente político, la hinchada del City, más popular en ciertas zonas de Manchester que sus archiconocidos rivales, destacó por precisamente lo contrario. En primer lugar por su falta de unidad, pues aunque el City ha tenido firms potentes, siempre han persistido grupos independientes, poco dados a ser coordinados y normalmente vinculados con zonas o barrios concretos, Esto, para algunos, ha impedido que la hinchada del City gozara de la consideración mediática (porque entre sus rivales sí ha gozado de reconocimiento) de sus rivales ciudadanos. El motivo de esta falta de unidad estriba en dos características contradictorias: por una parte del City ha tenido una afición mucho más politizada y loyalist que el United, pero al mismo tiempo la presencia de negros en sus gradas también ha sido mucho más abundante.

Manchester fue durante las décadas de los 70 y los 80 una ciudad con fuerte impronta skinhead y una presencia importante del National Front, algo que se tradujo en una fuerte presencia de hooligans blancos de extrema derecha en las gradas de Maine Road (el histórico estadio del City desde 1923 hasta 2003). Pero al mismo tiempo, en gran medida por el barrio en que se encontraba el estadio de Maine Road, la presencia negra en las gradas, como hemos dicho, siempre ha sido importante. Este fenómeno también se dio en otros equipos británicos: en el Aston Villa los loyalists blancos acabaron consiguiendo la hegemonía, mientras que en el Birmingham City el resultado fue el contrario, con los negros haciéndose con el control de la grada y organizándose la firm Zulu Warriors. En las gradas del City no ocurrió ni lo uno ni lo otro: los negros fueron creando grupos grandes e importantes, pero los hooligans de extrema derecha nunca se integraron en estos, sino que mantuvieron una fuerte presencia en Maine Road sin por ello poder expulsar a los hooligans negros.

 

El origen del hooliganismo en Maine Road se remonta a septiembre de 1963, cuando tras un partido en Sunderland, arrasaron el tren que les devolvía a casa. En esa época también nacen las frecuentes peleas con los equipos de Liverpool, así como los habituales disturbios los días de derby. El vandalismo que se desató tras un derby el año 1974 convirtió a Manchester en epicentro del hooliganismo de la mano de una serie de grupos de barrio y vinculados al National Front como los Beano Boys de Gorton, The Wythenshawe Firm, The Fallowfield Firm y The Chadderton lads. El año siguiente, 1975, vería el nacimiento del primer grupo que, aunque tenía presencia minoritaria blanca, era liderado por negros, los Cool Cats. Los enfrentamientos y agresiones a miembros de “Cool Cats” no tardaron en producirse, llegándose a peleas abiertas que no dejaron un claro vencedor pero sí debilitaron el poderío de las firms del City.

 

El año 1975 fue testigo de otro curioso fenómeno: la alianza entre hinchas del City y del United para luchar juntos aprovechando la final de la FA Cup en Maine Road entre el Birmingham y el Fulham. Desde Londres llegaron numerosos cockneys de distintos equipos londinenses, mientras que desde Birmingham se desplazó a Manchester una curiosa amalgama de skinheads, boot boys, rockers y negros. Las peleas a tres bandas involucraron a centenares de jóvenes y no acabaron bien para los mancunians: unos y otros acusaron a sus rivales de traición y desde entonces nunca más ha surgido una coalición entre las hinchadas del City y del United.

 

Como decíamos, los años 70 son un rosario de hooliganismo, principalmente en Manchester y contra el Everton (los enfrentamientos en la visita del City al Everton durante la FA Cup de 1977 fueron sonados, especialmente por la agresividad de los de Liverpool contra los Cool Cats, que se llevaron la peor parte) y el Liverpool, pero también contra el Leeds, cuyas racistas firms veían con muy malos ojos a la inchada negra del City.

Ya en la década de los 80, los Cool Cats se disuelven en 1983 para dar lugar a la Mayne Line Service Crew, grupo del que formó parte Noel Gallagher,  aunque tanto una parte importante de los líderes como de la filosofía del grupo siguió siendo la misma. No es pues de extrañar que la Mayne Line Service Crew tampoco fuera capaz de unir a todas las facciones de la grada del City. Eso sí, la temporada 83/84, con el descenso del City a segunda División, el hooliganismo vivió un repunte, pues en esta categoría militaban ese año también el Cardiff City, Portsmouth, Leed y Chelsea. Toda una primera división en lo que a disturbios concierne.

 

La Mayne Line duró poco, básicamente por la retirada o el encarcelamiento de algunos de sus líderes, dejando paso a los Guvnor’s, que sin tampoco conseguir la unidad de la afición, inauguró un nuevo periodo de fuertes y numerosos disturbios que duraría hasta el año 1988, cuando la Operación Omega llevó a la cárcel a una veintena de sus jefes. Sin embargo la presencia del hooliganismo y del casualismo nunca ha abandonado al City, cada vez más inmerso en el fútbol espectáculo que sus actuales propietarios promueven pero que ya es la tendencia en el club desde la década de los 90. Los hooligans del City han seguido estando activos hasta el día de hoy, y no sólo en los derbys de la ciudad. La policía constató su presencia de hooligans en los disturbios de Dublín protagonizados por hooligans lealistas ingleses durante el encuentro amistoso entre Irlanda e Inglaterra y en los disturbios raciales de Oldham.

 

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